26 junio 2006

La misión: día uno año cero

Me levanté a las 9 de la mañana, me lavé el pelo y me monté en el tren. Luego de varios mini-jangueos, terminé entrando y quedándome toda una hora en la casita esa al lado del Centro.

Yo no se si eso sea "ayuda" pero podemos decir que fui a buscar ayuda. Por fin me senté y le dije a alguien, "carajo, yo no estoy bien".

Su primer set de instrucciones incluyó cosas medio... ambiguas, pero que en concepto, hacen sentido. Tiempo, sí. Ciertas conversaciones que me faltan por tener con ciertas personas, también. Pero a nuestro amiguito el trabajador social se le ocurrió la cosa más lógica que me ha pasado 20 mil veces por la cabeza. Si mano... al don se le ocurrió el gran ambush, el gran plan sin plan... sin nervios, sin intenciones, sin fuerza.

Ahora llegué a mi casa completamente enchumbá después de caminar hasta el tren en la lluvia, y por más loca que sea su idea (porque es lógica, pero los riesgos son altos y yo no sé si vaya a funcionar ni que vaya a pasar... es como nadar un río con corriente, porque no tengo otra forma de llegar al otro lado)... la maldita idea se me metió en la cabeza. No puedo contarles, porque yo no sé quien lee esto, pero la cosa está bien loca.

Ahora, me encantaría hablar con otra persona, con otro profesional, a ver si me dice lo mismo. Porque aunque lo he pensado y parece tener razón, estamos hablando de un caso anormal, donde una solución normal quizás sólo empeore las cosas.

Ay, ustedes me entenderan luego.

Anyway, ahora la gran ansiedad es que... finalmente tengo la mitad del pie en el río pero... lo que sea que está al otro lado... ¿todavía está allí?

Y de pensar en eso me pongo a darle cantazos a la tablita del teclado y a mover el pie y me da pánico porque no veo el otro lado.

Estos consejeros estan más locos. Mira y que meterle cosas normales y lógicas en la cabeza de uno... ¿ellos tienen alguna idea de en lo que ellos se estan metiendo?